En la dinastía Yuan, debido al dominio mongol, la vida de los chinos se tornó muy miserable. Zhu Yuanzhang comandaba al ejército para atacar a los mongoles. Pero, como no era fácil transmitir mensajes a grandes distancias, no había forma de reunir la fuerza de toda la población, y fue derrotado. Como consecuencia, Zhu Yuanzhang dijo: “Si nos apoyamos únicamente en mi propia fuerza, no alcanzará. Pero si podemos unirnos con toda la población, el éxito será mucho más fácil.” El general Liu Bowen ideó una manera para llevar eso a cabo y se la comunicó a Zhu Yuanzheng: “Si escondemos mensajes dentro de los pasteles de la Luna, podremos hacerlos llegar a todos. De esta forma, haremos que toda la población esté al tanto”. Así pues, Zhu Yuanzhang ordenó que se ocultaran pequeñas notas dentro de los pasteles de la Luna, que decían lo siguiente: “La décimo quinta noche del octavo mes, nos levantaremos”. Para hacer llegar el pastel a las manos de cada persona, Liu Bowenenvió a gente a difundir rumores de que en el próximo invierno iba a ocurrir una calamidad, de la que solo podrían librarse después de comer pastel de la Luna. Tal como se esperaba, todos aquellos que comieron pastel de la Luna descubrieron que adentro había un mensaje, y gradualmente toda la gente en los pueblos se fue enterando de su contenido. Cuando llegó la noche del Festival de Medio Otoño, la población entera se levantó y derrotó a los mongoles. Más tarde, cada año, en el décimo quinto día del octavo mes del calendario lunar, los chinos comenzaron a comer pastel de la Luna para conmemorar ese contecimiento, y esta tradición se ha transmitido hasta nuestros días.